escándalo featured

¡Sexo!: Renunciaron y olvidamos

viernes, febrero 26, 2016Abossio


El pasado 17 de febrero se publicó un videíto de 8 minutos que revolcó toda la sociedad colombiana en un episodio que cortó más cabezas que los escándalos en los contratos de alimentación en las escuelas públicas y el desfalco de Reficar juntos, y que -lo peor de todo- no me permitirá volver a ver alguna de las películas de la saga del Señor de los Anillos o un par de patrulleros compartiendo moto del mismo modo nunca más.




Sobre este curioso episodio se dijo y se escribió mucho, pero realmente la discusión fue, en su mayoría, a favor o en contra de la periodista Vicky Dávila, quien para algunos tuvo el coraje, para otros la imprudencia, de difundir el video.


Tan acostumbrados estamos a los abusos que, seamos honestos, al gran conglomerado nacional (más allá de las familias y allegados de los policías) nos importa poco si existe o no una red de prostitución en la policía. Lo que realmente nos indigna es: ¡cómo se atreve una periodista a publicar un video íntimo que no prueba nada! Eso sí es importante. Y lo digo solo medio sarcásticamente, porque a mi parecer la reflexión sobre el periodismo de hoy día sí es importante: cada vez los medios se preocupan más por el tráfico que por la calidad del contenido, los límites entre el deber de informar y la intromisión en asuntos personales no son claros, se venden al mejor postor informando sólo lo que le conviene a su patrón, etcétera, etcétera... pero lo cierto es que para el próximo domingo Palomino y su combo serán cosa del pasado, porque todos estaremos comentando si DiCaprio ganó o no su primer Oscar, y estaremos leyendo reseñas de sus películas por todos lados, y criticaremos con un tacto cinefílico su actuación en The Revenant.  


Es muy difícil escribir sobre esto y sonar original, porque casi todas las semanas hay alguna columna en algún lado que nos regaña por ser así como somos los colombianos… dejados y desmemoriados. Y tranquilo, yo sé que si usted está leyendo esta humilde columna, muy probablemente no tenga el poder para solucionar ninguno de los escándalos que se destapan en este país cada semana. Yo sólo quiero que reflexionemos un aspecto en particular: parece ser que los funcionarios renuncian y ya, se acabó todo el show.


Me inquieta pensar que las investigaciones lleguen hasta donde llega el interés popular, tan voluble y fácil de encausar. Eso sí que sería grave. Miren lo que pasó con el caso Palomino: desde octubre del año pasado se publicaron las primeras noticias sobre denuncias puesta por acoso contra su persona, no se hablaba de una “red de prostitución” en su momento, sino de una propuesta indecente de parte del entonces teniente coronel Palomino contra un coronel (subordinado suyo) hacía ya 17 años (coronel diferente este al del video). La denuncia fue un escándalo menor en su momento y, supongo yo, que por esto no ocurrió nada. (http://www.elheraldo.co/nacional/procuraduria-tiene-en-sus-manos-caso-de-presunto-acoso-sexual-que-salpica-general-palomino).


Miremos lo que pasó con el Caso Otálora, el ex-defensor del pueblo (sí, se que ya es cosa del pasado, hagamos un esfuerzo por recordar): las denuncias por acoso laboral contra él, eran públicas desde septiembre del año pasado, varios de sus funcionarios renunciaron en el transcurso de la segunda mitad del año, pero fue necesario publicar unas fotos íntimas en la revista Semana para prender las alarmas del chisme nacional y conseguir la presión mediática suficiente que impulsara su renuncia. Y renunció y se acabó el problema… 

Yo no soy versado en el derecho, pero supongo que los delitos de acoso laboral y acoso sexual conllevan cierta responsabilidad penal, no basta con que renuncien de sus cargos (no digo que conseguir su renuncia no sea un avance). Si son encontrados culpables hasta donde yo puedo entender deberían pagar alguna condena. Sin embargo parece ser que la renuncia es la salida más segura, se calma así a los periodistas quisquillosos y dejamos a la Fiscalía y a la Procuraduría hacer su trabajo a su velocidad habitual. Del caso Otálora, por ejemplo, que es un poco más viejo, afirmó el viceministro de trabajo el 25 de enero que para el 1 de febrero ya se tendrían resultados de las indagaciones, sin embargo hoy casi un mes después no encontré noticia alguna publicando tales resultados o dando parte de sus avances. (http://www.elespectador.com/noticias/judicial/renuncio-el-defensor-jorge-armando-otalora-articulo-613070).


Recordemos un poco más, el caso del magistrado Pretelt, ah no… cierto que éste ni siquiera renunció. Bueno al parecer sólo se consigue algo cuándo sale a la luz alguna foto en bola o un videíto subido de tono, a lo mejor al magistrado no pudieron conseguirle nada de eso. Por esta razón ha podido mantenerse en su cargo un año (¡cumple un año este 27 de febrero!) después del escándalo, decidiendo sobre nuestras tutelas un tipo sobre el que se ciñe la sospecha de aceptar sobornos millonarios. Pero bueno, la investigación avanza a paso de tortuga y quién sabe si algún día llegue a término.

Lo cierto es que en este país andamos saltando de escándalo a escándalo sin que nada nos impresione ya, vivimos ensimismados en la cotidianidad de estas noticas, insensibilidados antes las tragedias de otros y parece ser que sólo cuándo la palabra ¡SEXO! -o algún derivado- viene en los titulares, reaccionamos y es posible lograr algún avance. A este paso tendremos que solicitarle a todos los funcionarios públicos el día de su posesión, la entrega de una foto o un video íntimo para usar en caso de emergencia, porque se ha demostrado en la experiencia que este tipos de casos son los que realmente venden prensa y que esta es la manera más eficiente de hacer avanzar las investigaciones.
  


Enviado por Alvaro Bossio para Lo Saqué Del Bolsillo.

Estos también te puede interesar

0 comentarios

¡Escribenos!