Aparecí sentada en una sala, pequeña y calurosa. A mi alrededor, sentados en donde habían encontrado acomodo, estaban alrededor de 10 personas que sabía había visto antes, tal vez en la televisión; como sea, no sé cómo tanta gente cupo en ese lugar.
El ambiente estaba tenso, nadie decía nada en voz alta, todos hablaban en murmullos, mirándose entre ellos como nerviosos; hasta que uno de ellos soltó una carcajada a la que todo el mundo reaccionó con una sonrisita… Ese sujeto, el de siempre… Jaime Garzón.
El ambiente estaba tenso, nadie decía nada en voz alta, todos hablaban en murmullos, mirándose entre ellos como nerviosos; hasta que uno de ellos soltó una carcajada a la que todo el mundo reaccionó con una sonrisita… Ese sujeto, el de siempre… Jaime Garzón.
No daba crédito a lo que mis ojos veían, estaba ahí, estaba vivo. Pronto nos comentó de la gran cantidad de libros que había escrito y entre bromas dijo que nunca habían sido publicados, que él había sido condenado a que sus letras no salieran a la luz, ninguna editorial los quería. Leímos tres en total, uno sobre política del año 1993 y otros dos sobre su infancia y su vida.
Pasó el tiempo con su voz, su cara y sus risas. Iba oscureciendo el día y como si muriera de nuevo, su imagen también… Anocheció y adiós, Jaime Garzón.
Enviado por And para Lo Saqué Del Bolsillo
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