"Coffe is my friend" by David O. Andersen. Flickr. |
Parte 1:
Crónica de una Penetración de mercado anunciada.
Colombia es un país cuya belleza, en mi opinión, es generada a partir de sus contrastes irónicos, siendo de mayor relevancia para este tema su vida cafetera. Es conocido por todos la fama que tiene el grano colombiano en todo el mundo, el grano americano es burdo, amargo y sin gracia, mientras que el sembrado en tierra chibcha es una explosión de aromas y sabores que dependiendo en qué parte del país se cultiven, tomarán matices del medio. Nunca abran una bolsa de café de la Sierra Nevada en un cuarto cerrado a menos que quieran que huela a café… Durante varias horas.
Sin embargo, aunque parezca difícil de creer, el colombiano promedio no consume mucho café que digamos (Primer contraste irónico). Generalmente se limita a la taza de café au lait (o café con leche) en las mañanas y muy pocos son los socialmente atrevidos que por placer buscan beber el néctar negro. Lo anterior da origen al segundo contraste irónico: en su época no había muchos cafés en Colombia, siendo lugares para un grupo de gente muy específico, especializado y pequeño, montar un café estaba financieramente mal visto por los inversionistas y jóvenes emprendedores. De hecho, la única franquicia de cafés capaz de expandirse a las afueras de su ciudad de origen ha sido la aunque subestimada, siempre latente desde 1968, OMA.
No fue hasta hace unos años que Juan Valdez, hace su brillante aparición y a través de su brillante campaña de fidelización (en resumen “colombiano bebe café colombiano que luzca colombiano") toma protagonismo en la escena, opacando, pero no dejando de lado a varios pequeños cafés-bistró que poco a poco se van tomando varias zonas de las grandes ciudades del país.
Luego, finalmente en agosto de 2013 Howard Schultz, CEO de Starbucks, dirige su vista a Colombia. y deberá hacer esfuerzos titánicos si es que pretende desplazar al hombre con bigote y sombrero.
Siguiente entrega:
Parte 2: La sirena se sumerge en territorio colombiano: La entrada al país y la competencia entre bebidas.
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