Negro, oscuro, así se transforma el mundo cuando nos sentimos atacados por una lluvia incesante de palabras, que aunque no matan hacen más daño del pensado, palabras que aunque no hieren físicamente, son capaces de destruirte incluso en menos tiempo, palabras, un sin número de estas, que nos provocan rabia e inclusive desesperanza, y todos los días sin excepción, todos los días querámoslo o no, estamos expuestos a estas, insensibles, frías y devastadoras aliadas de aquellos que solo buscan hacernos daño.
Y esa es la historia, maldita historia que nos persigue, que en ocasiones no nos deja vivir tranquilos, cuando de ti ya no queda nada, cuando pierdo el tiempo buscando o tal vez tras una ilusión perdida, cuando aquello que soñamos ya no existe pero por tercos o quizás por idealistas seguimos tras ello, pensando en que todavía es posible, pensando en que algún día las cosas cambiarán, para sorpresa nuestra nos estrellamos contra una pared que no tiene compasión.
Frío, como el calor que sale de ti, tan caliente como cada frase que lanzas hacia mí. Ya no soy más que la ausencia de aquel que te amó, con el mismo rostro, la misma voz, los mismos ojos y el mismo nombre, soy igual, pero diferente. Quizás los sentimientos cambiaron, tal vez tan vacío de aquello que tanto amaste, y solo en ese momento nos damos cuenta que hay que salir adelante, que no hay que luchar por aquello que ya está perdido, para qué perder el tiempo cuando este acelera tratando de dejarnos atrás, ahí donde aunque todo está tan cerca, lo extrañamos pues nunca estará con nosotros.
Las imágenes salieron de:
https://laesquinadelospoemas.wordpress.com/tag/ausencia
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