Hacía falta volar,

Pero me sumergí en lo desconocido, sin rumbo o noción alguna de dónde terminaría.

Hacía falta mejorar,

Pero olvidé de que se trataba, pensé erróneamente, ¿No era cuestión de intentos?

Hacía falta explorar,

Pero me pregunté ¿Al menos conozco quién soy?

Entonces intenté darle una bofetada a la realidad, me atreví a siquiera soñar con que podría entretener el intelecto de personas estiradas (..., los que no lo son tanto) y los auto-aclamados “bohemios” de la sociedad.

Casi lo consigo,

Pero desafortunadamente, descubrí que estaba por el camino que a pesar de ser el más sencillo, no era el más correcto.

Me había vendido, y con ello profanado todo por lo que alguna vez había luchado.


Escribir poemas no es articular palabras bonitas para que rimen con otras palabras que lo son también, va mucho más allá, eso cualquiera lo hace.

Ya lo decía Kierkegaard, “un poeta es un hombre desgraciado…” desgraciado, por su visión del mundo y su forma de representarlo.

Muy optimista a veces.

Si acaso esto es un “poema”, sépase que no le pertenece a nadie, y para nadie es, tampoco.

Pero como son letras, de estas puede apropiarse cualquiera.