#Bolsillo Público anécdotas

Un paseo por la Avenida del Río

miércoles, julio 01, 2015Bolsillo Público


En una calurosa mañana de sábado donde el calor te inspiraba a seguir en cama al lado de un ventilador porque la temperatura así lo dispone, decidimos cambiar la comodidad de la sombra de nuestros hogares y embarcarnos en un viaje.

Sólo íbamos mi mejor amiga Elvira, su padre y yo a conocer uno de los más ambiciosos proyectos de expansión urbana en la isla de La Loma. Sí, la Avenida del Río, así que desde las 9:45 de la mañana, justo cuando el calor era extenuante, partimos hacia el lugar que tanto nos causaba interés.

Ubicada en la isla de La Loma, parte de la intersección de la -ahora prolongada- avenida Olaya Herrera con la calle 6, esta se interna en la isla hacia el norte, paralela al río Magdalena, hasta el caño de La Tablaza, donde termina en una glorieta. En más de una ocasión nos tocó bajar las ventanas del carro en el que nos encontrábamos para preguntarle a algún transeúnte y poder llegar así a nuestro destino. Cuando por fin arribamos, un muy amable señor de tez morena, cabello gris y aproximadamente un metro setenta de alto nos atendió de una forma tal que, junto a la brisa que nos acariciaba los rostros nos hacía sentir como en casa.

Su nombre es Jorge Eliecer y nos comentaba, mientras se mecía, que todo ese terreno en el cual se encuentra la Avenida del río, anteriormente estaba lleno de parcelas de cilantro, apio entre otros cultivos, junto a este había un criadero de pescados a 50 metros de donde estábamos ubicados. En cuanto a la historia en sí, nos comentó Jorge que, antes él tenía muchas partes llenas de fango las cuales hicieron que muchos animales se fueran de la zona, menos mal, tiempo después este fue dragado, y su fauna especialmente las hicoteas e iguanas, regresaron.

Pero al momento de embarcarnos en la historia quedamos atónitos por las anécdotas que Don Jorge nos contaba, entre esas nos dijo que, mucho antes de estas obras, debido a los sucesos que se daban aquí, al lugar se le conocía como lo más bajo y negro de la ciudad de Barranquilla donde se sacaban muertos picoteados por aves de rapiña, cosa que en sí le tocaba a él junto a muchos de sus amigos, siendo un trabajo que le hacía sentir mucha lástima y dolor ajeno por la familia de los occisos.


Don Jorge entre sonrisas y gesticulaciones firmes nos miraba diciendo que con el 50% de la obra lista, el lugar ya era perfecto para venir toda la familia, ya sea de día o de noche porque la vigilancia del ejército y la policía nacional es permanente. Con la llegada del presidente, se dio la orden para realizar el otro 50% de la obra en que se construirán cabañas para los turistas, y actualmente por el puente que nos dirigimos en un principio para llegar al lugar, era donde se encontraba el caño de Los Tramposos y el peaje que se está construyendo era llamado el caño de la Auyama y fue canalizado. Así mismo por las obras de la antigua intendencia compraron Barlovento y Las Colmenas. Así nos continuaba contando el señor Jorge, el cual se tornó muy enérgico mostrando cierta frustración, a causa de que él como habitante del barrio la Bendición de Dios, los quieren sacar de allí con la fuerza pública para realizar la obra del romboy de la Avenida al río y para eso se quiere desplazar a 140 familias para realizar una entrada al puerto nuevo, situado en donde se encuentran las viviendas y es llamado “Liverpool”.


El señor Jorge fue muy enfático mientras contaba que solo por la ayuda del padre Hoyos, ellos aún permanecían allí, pero que para el mes de Julio deben desalojar sus viviendas.

Este hombre adulto y de complexión un tanto descompensada, bajaba su mirada y se secaba el sudor de la frente mientras nos decía con desconcierto,

“Nosotros no somos nadie, y no nos tomaron en cuenta cuando habitamos la Bendición de Dios y menos ahora que nos quieren sacar de aquí con un subsidio de vivienda miserable y sin oportunidades de trabajo. “

El señor Jorge nos contaba que su vida estaba en ese lugar y en compañía de una vendedora de gaseosas y botellas de agua, que era además desplazada por la violencia, se sostenían y rebuscaban para sus familias, y que si la administración no quería que ella se quedara en el sitio, tenía que habilitar una cafetería, ya que ella era la única que vendía agua en todo el perímetro.



De esta manera nos contó que se les podía dar una ayuda a más personas, así como a él que era vigilante del parqueadero. En ese momento llegó el Padre Hoyos y el hombre se afanó por saludarlo y darle la mano, mientras nos decía que todos en el sitio lo querían mucho por haberles otorgado a sus abogados y que así como ellos no se oponían al desarrollo de la ciudad, sí se oponían a la vulneración de sus derechos. El padre Hoyos y El señor Jorge fueron muy amables y accedieron a tomarse fotografías con nosotros y contarnos las historias de los perros que acompañaban a Jorge Umaña; nos mostró el panorama lejano de la ciudad y cómo él desde sus silla, guiándose por sus ojos observaba a Barranquilla, mientras gozaba de la deliciosa brisa que lo acogía, repitiéndonos "esta es mi vida".


Enviado por Juan David Sanjuán para Lo Saqué Del Bolsillo.
Encuentralo en Twitter con @juandavidsg, o su cuenta en Instagram @juandavidsg o escríbele a davidsanjuan17@gmail.com

Estos también te puede interesar

0 comentarios

¡Escribenos!